lunes, 28 de abril de 2008

El viraje al centro

Lo admito, cuando ví al diputado popular Pujalte sin su bigote me dí cuenta de que algo había cambiado en el PP. El centrismo nos invade. No hay que dejar huella de posibles vínculos a la arcaica derecha. El bigote cuartelero y civilón de Pujalte ha de desaparecer. Y así ha sido, el sumiso Pujalte se lo ha afeitado. Rajoy, que tiene barba mezcla de capitán Alatriste y de tristón caballero del medievo español, barba cuidada, no progre, Rajoy, digo, se equivoca cuando cree que con la mutación centrista pepera va a ganar votos, lo que va a hacer es perderlos. Ojalá me equivoque, pero todo apunta a que el PP se va a dar un batacazo en la próxima cita electoral. Y si no al tiempo. Se creen que el viraje al centro les reportará votos, pero no se dan cuenta de que en el centro está la mediana que recibirá el impacto del vehículo pepero que ya ha dado muestras de circular sin control. No van a ganar votos, no señor, van a perderlos de millones de españoles que se sentirán traicionados, si no es que ya se han sentido. Si quieren llamar centrismo a una manera de actuar, a una actitud, pues bien, pero llamar centrismo a una ideología, pues no. Las ideologías son otra cosa; el liberalismo, el socialismo, el comunismo, el conservadurismo e incluso el fascismo, son ideologías, pero qué es el centrismo?. El centrismo no es una ideología, es un término que pretende definir la moderación, la búsqueda de consensos dentro del campo político, pero digo yo, se puede buscar la moderación y el consenso teniendo una ideología. Se puede ser liberal y buscar el consenso, se puede ser conservador y buscar el consenso, se puede ser socialista y buscar el consenso, se puede?. Comunismo y consenso son palabras contradictorias, así como el fascismo.
Mariano y Soraya, Soraya y Mariano, quieren vaciar de ideología al PP y aplicarle pomada centrista para recabar un puñado de votos, pero no se dan cuenta de que lo que necesita el PP no son pomadas, sino inyecciones, inyecciones de sentido común y democracia interna, lo que el enfermo requiere es la elección democrática del galeno, un proceso democrático para elegir al futuro candidato, y si es Rajoy, pues muy bien, pero que sea a través de los afiliados. Pero no sería malo reconocer que a muchos, incluído a mí, no nos pareció mal que el todopoderoso Aznar eligiera a dedo al candidato. Estábamos equivocados. Rectificar es de sabios.

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