viernes, 20 de junio de 2008

El transatlántico pepero.

Camps, presidente de la comunidad valenciana, ha dicho: "El Partido Popular es un gran transatlántico que tiene perfectamente claro cuáles son las coordenadas del viaje, aunque de vez en cuando hay alguna tempestad o algún problema en la sala de máquinas o en cocinas. Esas cosas ocurren, pero el transatlántico potente sigue siempre el rumbo que corresponde y no se dedica al pequeño regateo o pequeña desorientación, siempre tiene claro donde tiene que ir. Todos los que formamos parte de este gran transatlántico también tenemos claro que el rumbo es el adecuado. No es un rumbo al corto plazo y que no se puso en marcha anteayer, sino un gran proyecto que viene ya con la fuerza de los años, de la experiencia, de las alegrías y tristezas, y de las victorias y derrotas". La comparación cursi no es lo peor, lo peor ha sido el tono de su voz henchida cuando dijo semejante cursilería. Si es que son más cursis que los progres. El sagaz e irónico Federico Jiménez Losantos en su programa de la Cope ha comparado ese trasatlántico con el Titanic y ha rebautizado a Mariano Rajoy el Largo, como Mariano Di Caprio. Espero que el señor Losantos se equivoque y que el barco pepero reconduzca el rumbo y que no se estrelle, como el Titanic, con el iceberg electoral.
Rajoy y compañía piensan que el PP necesita votos de centro y desprecia a los votos que le vienen desde la derecha. Craso error. Los progres, Rajoy, no te votarán nunca. Además, qué es el centro. Ya escribí yo en un artículo anterior que el centro no era una ideología, sino una actitud. Y Rajoy ha dicho lo mismo en una entrevista que se le hizo en Radio Nacional de España. La diferencia es que para Rajoy es bueno vender una actitud y para mí lo que hay que vender es una ideología. Para actitudes las de Zapatero. Bueno, él lo llamaba talante.
Porque a ver Rajoy, piensas tú que la gente va a votar a un sucedáneo si ya tienen al original, es decir, a Zapatero? Porque si de lo que se trata es de actitudes, para qué hablar de ideologías, para qué hablar de partidos políticos. Porque si se trata de convencer al electorado progre tú no eres el apropiado, tendrías que ser más guapo, más cutre, llevar pendiente en una oreja, pearcing, ser homosexual, tener pareja homosexual, formar un matrimonio homosexual, tener un hijo adoptado, fruto de la fecundación in vitro, fumar porros, leer basura, escuchar a cantautores decadentes, hablar del medio ambiente, mientras se tiene coches de puta madre y dinero abundante. Sí, sí, no desvarío, que los progres de hoy en día tienen mucho dinero, vamos, que para ser progre hoy en día tienes que ser rico, si no no te lo puedes permitir, un trabajador no se puede permitir ser progre.
Piensas que para atraer a las hordas progres basta con colocar a una tontita de portavoz del Congreso y a una madre soltera (vía fecundación in vitro) de secretaria general del partido.
Bueno, quizás tengas razón, y eso basta para atraer a un puñado de votos desde el centro, pero vas a perder muchos más desde la derecha liberal. Y si no, al tiempo.

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